En el momento exacto en el que noté que mi rodilla se iba de su sitio para segundos después volver, sabía que más tarde vendrían no muy buenas noticias. Por unos instantes piensas que no será nada, que unas semanas de reposo serán suficientes y estarás de vuelta. Pero las pruebas son casi definitivas y nada hay que pueda cambiar eso ya. Así que desde ese mismo momento ya empieza la recuperación.
Es verdad que por tu cabeza pasan miles de cosas, ¿y si no hubiese jugado ese partido? ¿ y si en esa jugada hubiese tirado en lugar de penetrar? ¿y si no entrené lo suficiente, o entrené mal? Pero todo eso no está bajo tu control. Llegado a este punto creo que tenía que pasar y pasó. Siempre creí que todo pasa por algo. A lo mejor no era mi temporada, a lo mejor el año que viene será mejor, tendré más suerte, o la liga será más fácil, a lo mejor después de pasar por esto estaré mas preparada para afrontar lo que viene después.
Las señales de que esta temporada no sería como las anteriores empezaron pronto, en agosto, cuando una serie de lesiones, que en 3 años de universidad me habían respetado se sucedieron: una fractura por estrés en un pie, una rotura de fibras en el muslo, esguinces y roturas de ligamentos en los pulgares de la mano, una brecha en la ceja… Este año no era mi año, y en este país de oportunidades, he tenido la suerte de que me permiten recuperarme al 100% y me dan un año más, que para mí va a ser un regalo, una nueva oportunidad para agradecer todo el apoyo y confianza que me han dado. Y sinceramente creo que esta ha sido la mejor manera de afrontar la situación, porque no existen respuestas a las preguntas que pasan por mi cabeza. Esto pasó y ahora ya no se puede cambiar, solo hacer todo lo que esté en tu mano para superarlo y volver lo antes posible. Ya llevo un mes de recuperación y aunque es un proceso muy lento, los pequeños avances son grandes victorias. Ya solo quedan 5 meses!!
